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8 de diciembre de 2001.
Qué día para olvidar.

Nadie nace sabiendo para qué vino a este mundo. Yo no lo sé. Lo que sí sé, es que definitivamente podríamos haber salteado ese día. Yo no nací para entregar gente. O enterrar, que vendría a ser lo mismo.
Definitivamente, el 8/12/01 es uno de esos días que preferiría no haber vivido. Hoy, 11 años después, todavía no lo supero.
"Es que vos, Dan, te aferrás mucho al pasado" Me dijo un día una amiga, refiriendose a este tema. Puede ser pero, ¿cómo dejarlo ir?
Me acuerdo que ese día le pregunté a mi papá por qué te habías ido. "Porque Dios necesitaba alguien que le pinte un atardecer como este". Miré afuera y el cielo estaba naranja como nunca antes. Fue el atardecer más bonito de mi historia. Nunca en mi vida lo volví a ver así. Se me infla el pecho de orgullo cuando veo el cuadro que tenemos en el living. Ojalá algún día pueda hacer algo tan bien como lo hacías vos.
Te extraño mucho Lelo. Mucho, muchísimo. Gracias por cuidarme desde siempre. Para serte sincera, me hubiera gustado compartir un rato más con vos. Y que me cuentes tus historias. Y que me muestres tus cuadros. Y que charlemos. Pero me quedo con los poquitos (pero hermosos) recuerdos que tenemos.

Danita.