Llegás, con cara de pocos amigos y yo te saludo. Y te obligo
a sonreir. Me hacés caso.
Van pasando las horas y te cambia el humor. En realidad, el
humor te cambia cada media hora más o menos. Ya te conozco.
Te reís de verdad, con ganas. Tu risa se escucha, todos se dan vuelta. No te importa, nunca te
importa.
Te cuento las cosas y te las escondo también. No entedés
nada y retorcés todo. Tengo que enseñarte a conocerme. Pero no quiero, no es
necesario. Me callo.
Aprendés rápido.
Te reís de todo pero también llorás; a veces demasiado.
Te torturás a vos misma y no te escuchás.
Pensás que nadie te entiende.
No ves la magia que creas.
Y te olvidás de que tenés solo 16 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario